Los servicios mentales de medio mundo se están viendo saturados a raíz de la pandemia, el impacto emocional de la covid-19 en la sociedad está siendo muy grande y la alta dirección no está exenta. Ha habido un claro incremento de la demanda de estos servicios en todo el planeta.
El duelo, el aislamiento, la pérdida de ingresos y el miedo están generando o agravando estos trastornos.
Que dice la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La OMS afirma que el trastorno por estrés postraumático, la ansiedad y la depresión fueron, respectivamente, cinco, cuatro y tres veces más frecuentes en comparación con lo que habitualmente reporta.
El motivo principal se debe a que la pandemia está deteriorando mucho la salud mental de millones de personas. Confinamientos, angustias financieras, distanciamiento físico y social, temor al contagio, preocupación por familiares y amigos, incertidumbre etc…
La profesora de la University College London, Noreena Hertz, ya afirmaba en su libro, El siglo de la soledad, que la soledad incrementa el riesgo de enfermedades cardíacas y demencia.
La estabilidad emocional de los trabajadores
En un reciente estudio de Affor psicosocial se extrae que el 41,99% de la población trabajadora, presenta síntomas de ansiedad debido a la crisis causada por la covid-19.
Entre los encuestados: el 27,3% afirma que su salud ha empeorado en las últimas semanas, el 61,5% revela sentirse agobiado y en tensión, el 56,8% manifiesta tener una falta de concentración, el 54,7% señala una pérdida de sueño por preocupaciones y el 46,5% se siente poco feliz y deprimido.
En torno a las tres cuartas partes de los centros de trabajo han notado perturbaciones en sus servicios de salud por temas relacionados con la salud mental.
Está siendo habitual que los trabajadores se vean sobrepasados por las exigencias y sientan que no tienen herramientas necesarias para abordar sus labores diarias.
Cambiar totalmente su modo de trabajar de la noche a la mañana, la introducción de herramientas digitales muchas veces sin ayuda, la presión de cumplir objetivos en un escenario totalmente nuevo e incierto… nos encontramos ante un caldo de cultivo para este tipo de problemas también en el terreno laboral.
¿Y la alta dirección? ¿Es ajena a todo esto?
La respuesta es no. En ocasiones están sufriendo un peso extra, ya que por un lado llevan la carga emocional que estamos viviendo como sociedad y de forma individual, pero con el añadido de haber asumido la responsabilidad de liderar organizaciones.
En muchos momentos pueden sentir la soledad ante la toma de decisiones complejas, que además tienen impacto sobre su organización o sobre las personas que la integran, a veces incluso estas decisiones, aunque necesarias para la supervivencia del negocio, tienen implicaciones negativas, lo que acentúa la carga.
¿Qué cargas están llevando?
El contexto en el que nos movemos es muy exigente. Demanda líderes ambidiestros, que estén dispuestos a asumir y liderar la dirección y la estrategia requerida en el entorno de incertidumbre en el que vivimos.
Pero además de eso, los miembros de la alta dirección en estos días deben mantener a flote el negocio, liderar en la distancia, abanderar los cambios, mantener el ánimo y levantar el de los demás, gestionar la incertidumbre mientras se transmite seguridad y tranquilidad.
En muchos casos está siendo una carga demasiado pesada que en ocasiones está desembocando en verdaderas crisis personales en niveles directivos .
Finalmente estas crisis no solo afectan a la persona, sino que acaban afectando al resto de la organización.
¿Se puede evitar o al menos prever?
Lo primero que tiene que hacer la empresa, no solo con los miembros de la alta dirección, sino con todos los trabajadores en general, es gestionar de forma impecable todo lo que se refiere a salud y bienestar.
Hoy en día tiene que ser algo prioritario, y hay que actuar de forma preventiva dando todo el apoyo y herramientas que se puedan necesitar.
Igualmente, es fundamental que haya un acompañamiento que potencie la autoconfianza y que les dé un espacio para expresarse libremente, sin juicios, para mostrar sus emociones y que les ayude a evitar esa soledad en la toma de decisiones.
Un proceso de coaching, puede convertirse en ese acompañamiento que necesitan, y que les ayude a tener una visión más completa y sosegada de todo lo que está ocurriendo, de las decisiones que tienen que tomar y de cómo deben actuar.
Un proceso de coaching puede ayudar a darles la madurez incluso, para que llegado el caso, sean capaces de solicitar ayuda (en caso de necesitarla) , sobre todo antes de que esto se traduzca en un problema personal grave y por ende para la organización.
¿Cómo debe ser una buena política de bienestar?
Una empresa con una buena política de bienestar será la que combine la disposición de herramientas para sus empleados con el tratamiento de las necesidades individuales de los mismos, no todos respondemos igual ante situaciones complicadas, y no todos necesitamos la misma ayuda ni el mismo acompañamiento.