Después de la crisis del COVID-19 nada será igual. Todos, incluidas las empresas, nos tendremos que adaptar a los cambios que vienen. El salario emocional va a cobrar especial importancia, ya que esta crisis, de un plumazo, ha recolocado todas nuestras prioridades.
Cuál es el nuevo punto de partida
Se está hablando largo y tendido de la famosa “nueva normalidad” y de todas las medidas que se van a implantar hasta nuevo aviso. Pero igual de importante es tener en cuenta y dedicar tiempo al nuevo punto del que partimos como individuos.
En mayor o menor medida todos hemos sufrido situaciones en estos meses que nos han cambiado como sociedad y como Individuos. El COVID-19 ha abierto una herida que aún no se ha curado, ni siquiera hay una vacuna. Se habla de rebrotes, nos rodea la incertidumbre y todo esto tiene una consecuencia muy clara, un impacto emocional en los trabajadores que las empresas tienen que gestionar y tener en cuenta de cara a la vuelta.
El impacto emocional tras el confinamiento
En un reciente estudio realizado por la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia) sobre el impacto psicológico de la pandemia de COVID-19, queda de manifiesto que los miedos generados por los participantes, son extremadamente frecuentes.
Tienen especial relevancia los vinculados al trabajo y a la pérdida de ingresos.
Las consecuencias más comunes son síntomas de preocupación, estrés, desesperanza problemas de sueño y en los casos más graves podría ser desencadenante de depresión.
Dicho estudio demuestra como el impacto es diferente dependiendo del sexo, ingresos económicos o si se convive con personas vulnerables. En definitiva, cada uno somos diferentes y gestionamos las situaciones de forma distinta.
Lecciones aprendidas
No todo ha sido malo, y de esto también hemos sacado lecciones y aprendizajes.
En el mismo estudio de la UNED se añaden puntos positivos: muchos de los participantes aprendieron a valorar nuevos aspectos de la vida, conocer o vivir nuevas experiencias positivas, aprender a valorar cosas importantes de las que antes no eran conscientes, o descubrir nuevas capacidades o aficiones.
Pero si nos vamos en concreto al mundo de la empresa, en esta publicación de Great Place to Work se nos habla de lecciones aprendidas tras el COVID-19.
De entre ellas yo destacaría lo importante que se ha vuelto la comunicación, en un momento en el que el teletrabajo se ha impuesto de forma generalizada.
Por otro lado, el liderazgo cobra una especial importancia a la hora de mantener a las personas conectadas y comprometidas.
Los líderes, ya sean mandos intermedios o directores de departamento, pasan a ser esa primera línea de atención ante sus equipos. Estos mismos líderes serán los que se encuentren ante la tesitura de ayudar a sus equipos a gestionar la ansiedad, a equilibrar la vida laboral con la doméstica y la personal, deberán ser más flexibles en el momento de tener que revisar objetivos, y tienen que ser capaces de comunicar claramente sus expectativas, es decir, cuidar, escuchar y empatizar.
Y el más difícil todavía es que esto, en muchos casos, se debe hacer aún en entornos online.
Volver sí, pero volver bien
Como ya hemos señalado antes, el COVID-19 es una herida aún muy presente, pero mientras tanto tenemos que buscar formas de continuar y de seguir adelante.
Buscar formas de afrontar la vuelta en positivo, de responder a las dudas e inquietudes de nuestra gente, de tratar de eliminar el miedo, la angustia y la ansiedad que la situación ha provocado y que es diferente en cada uno de nosotros.
Hay que seguir haciendo una gestión eficiente del talento, hay que seguir preparando y capacitando a los empleados para los nuevos retos a los que se van a tener que enfrentar, hay que dar herramientas que les ayuden a adpartarse mejor a los cambios para que puedan seguir dando lo mejor de sí mismos.
En definitiva, volver, pero volver bien.
El nuevo salario emocional
El salario emocional es un concepto que en los últimos años y con la incorporación de perfiles más jóvenes, ya había cobrado especial importancia, pero la realidad es que ahora es más importante que nunca.
La realidad que nos rodea ha cambiado radicalmente y de forma diferente para cada uno de nosotros: confinamiento, teletrabajo, conciliación pero con niños en casa, desescalada, incertidumbre, ERTES, ERES, vuelta a la oficina, etc.
Son demasiadas variables para pensar que la gente va a volver a su puesto de trabajo como si nada hubiera pasado. Las empresas que acompasen esta vuelta con un apoyo extra y un acompañamiento, tendrán mayores garantías de éxito.
El salario emocional que viene contemplará cosas como el apoyo, el acompañamiento, la flexibilidad o la conciliación.
Que podemos hacer desde nuestras empresas
Cada empresa deberá evaluar su situación y la de sus empleados, para establecer que criterios son los más adecuados.
Lo que si os podemos decir es que desde YUGROW hemos comprobado como empresas y empleados pueden superar la crisis del COVID-19 de una forma más eficaz y adaptarse mejor a los cambios a través del coaching, porque precisamente el coaching es acompañamiento, apoyo.
Se trata de procesos personalizados, por lo que se trabaja desde la realidad individual de cada uno. Como ya hemos visto cada situación ha sido diferente y el impacto emocional también.
El camino va a ser largo y difícil de gestionar, no solo por la crisis sanitaria sino económica. Las sesiones ayudan a las personas a estar enfocadas en su objetivo y ser conscientes de su realidad, para construir pese a las dificultades y para sacar lo mejor de sí mismas.
Es imprescindible que tanto si se mantiene el teletrabajo, como si se vuelve a la oficina, se haga con garantías, y se brinde el apoyo emocional y profesional necesario a los empleados para que puedan sostener su motivación y continúen enfocados en sus objetivos y en los de la empresa.
Las empresas deben asumir que los cambios continuos perdurarán en el tiempo y que el coaching les ayudará a gestionarlos, promoviendo en las personas el pensamiento y la acción.
YUGROW es la plataforma de coaching profesional online de referencia en España.
