¿Quieres ser una empresa preguntona o contestona?
El coaching para empresas ayuda a lograr que las propuestas de nuestras personas en la empresa se valoren ( y evitar que se marche el auténtico talento). Es posible crear entornos y facilitar procesos, herramientas, que contribuyan a que seas empresa preguntona y contestona que incentive el cuestionamiento; en suma, que seas inconformista.
En ocasiones, las personas son testigos de cómo sus preguntas son apartadas, y la única forma que tenemos para evitar que sus planteamientos se destruyan (y esas personas se marchen de una empresa) es crear entornos y facilitar procesos, herramientas, que incentiven la capacidad de cuestionar de forma libre. Te hablamos de ello y animamos a que nos preguntes si quieres saber más.
Cuestionar como base del crecimiento
Me gusta la gente que cuestiona desde la inteligencia del “¿y por qué no?” Primero, porque sé que las preguntas adecuadas habitan en la habilidad de formular cuestiones pertinentes más allá de los límites de lo conocido. Segundo, porque suelen ser personas que saben escuchar de manera integral a su interlocutor (en cuerpo y mente). Y tercero, porque son personas que no saben de barreras; “sólo” entienden de riesgos, retos, logros y superación. No he conocido demasiadas pero las que he conocido y me han permitido acercarme a ellas, aprender o trabajar a su vera, me han regalado el empuje y las ganas de superarme.
Tuve un profe que, después de muchas preguntas a lo largo del curso, sintetizó en una frase lo que significaba no rendirse y siempre superarse como ser humano: “CUESTIONAR PARA CRECER, SIGNIFICA IR SIEMPRE ADELANTE”. Yo tenía 15 años y esa frase, ahora compruebo a mis cuarenta y muchos, lo que ha significado y me ha acompañado en mi vida.
Ese profe “transgresor” y “cuestionador”, era un maestro del “¿y por qué no?” y fue la primera persona que me alentó a cruzar la raya de lo conocido, de la comodidad, del conformismo; es cuando lo que te impulsa es un gran sentimiento de fe, de creer que podemos hacer cosas que nunca pensamos que podríamos, aun cerrando los ojos; que tenemos una parte divina en nuestro ser. Esa capacidad que todos los seres humanos tenemos pero no todos reconocemos o queremos desarrollar.
La importancia de seguir haciendo buenas preguntas en la empresa y en general
La transformación digital ha llegado de golpe, las videoconferencias son ya nuestro día a día, rodeados cada vez de más sistemas y dispositivos de inteligencia artificial, donde los relojes te dicen que te faltan 8.457 pasos para alcanzar tu reto, que debes beber 250 cl de agua antes de 3 horas, los ordenadores son capaces de identificar tu presencia por imagen y las impresoras 3D de crear cabañas para vivir o botes para navegar.
Ahora más que nunca, nuestra capacidad para realizar las preguntas adecuadas, esos “y por qué no?” será lo que nos haga diferentes y únicos frente a la inteligencia artificial. Nos seguirá dando un protagonismo y nivel de contribución que ninguna máquina podrá replicar. ¿Por qué? Porque no hay tecnología que pueda realizar las preguntas que las personas planteamos, y que nos permitan saber qué está ocurriendo en realidad y qué queremos que ocurra en el futuro más inmediato. La imaginación, hasta ahora, es propiedad del ser humano y es lo que nos ha hecho llegar hasta donde estamos. Pese a un entorno cada vez más automatizado, es imprescindible mantener nuestra capacidad de sorpresa, curiosidad y cuestionamiento lo más viva posible.
¿Y si el coach fuera un “preguntómetro”?
El otro día me planteaba mi hijo esa cuestión: “¿y si el yucoach fuera un autómata?”…para pincharme, claro. Lo primero que sentí fue un escalofrío. Pero luego pensé: las preguntas que se formulan en un servicio de coaching YUGROW y que hacen que el cliente reflexione, no forman parte de la rutina de los entornos mecanicistas; porque la realidad, las opciones de cada cliente son dinámicas, diferentes y cambiantes. Por eso lo mejor del coach son esas preguntas desde las respuestas, donde los clientes aprenden a escucharse, reflexionar, entenderse y plantear acciones sobre las fronteras de la incertidumbre. Es cuando intentan construir cosas que hasta hace poco no veían imaginables, y que intentan responder a cuestiones que desconocían, pero que serán necesarias para crear su mañana. Es cuando llegan al “y por qué no?”. Eso no tiene nada de artificial y mucho de humanidad.
Lo peligroso de obtener respuestas equivocadas
No hay nada más peligroso e inútil que obtener una respuesta equivocada a una pregunta adecuada. Eso ya sucede con machine learning e inteligencia artificial. Por ejemplo, hay herramientas que permiten armar un relato de ficción desde una frase inicial…pero no hay por dónde cogerlos ni leerlos…¿eso sustituirá al novelista? No. Lo niego rotundamente primero porque la máquina replica patrones, en base a algoritmos pero no crea ideas nuevas porque no imagina, no sorprende, no está “manchada” por la realidad (para bien o mal) porque no es humana…; vaya cosas, ¿no?
Del mismo modo, en las empresas, no se trata de crear espacios para que unas personas puedan interrogar a equipos de forma agresiva o directa, sino generar las condiciones necesarias y hasta a veces, incómodas. En relación a esto, hay una experiencia muy interesante que puso en marcha Ed Catmull, cofundador de Pixar, llamado proceso de “brain trust” , donde todos los directores de una película tienen que someterse a una reunión en la que sus compañeros dan su opinión sobre el boceto para solventar errores en etapas tempranas, sin que haya nada personal en ello). Se trata de que las preguntas pertinentes, las acciones para construir, surjan de una forma sana orientándolas a hacer cosas nuevas que aporten valor.
Las preguntas inteligentes de todos, también los jóvenes
Estamos de acuerdo, y de esto hablamos en otra entrada, en que cuando se trabaja en entornos cercanos a la incertidumbre, las preguntas permiten descubrir nuevos nichos de oportunidad, de mercado. No hace falta ser “startapero” o emprendedor para ello. Descubrir nuevas formas después de preguntarse ¿y por qué no?, aplica a cualquier edad, juniors o seniors. Y también aplica a cualquier cliente en su proceso YUGROW. Máxime cuando, en ocasiones, las generaciones más jóvenes, contemplan cómo sus preguntas son apartadas, y la única forma que tenemos para evitar que sus propuestas se tengan en cuenta (y esas personas no se marchen de una empresa) es crear entornos y facilitar procesos, herramientas, que incentiven la capacidad de cuestionar de forma libre (si quieres saber cómo, pregúntanos).
Sólo así conseguiremos crear un futuro mejor y mejoraremos nuestra empresa, que nos permita sentirnos diferentes, únicos, no replicables y confirme que la tecnología, creada por nosotros mismos, está para estar a nuestro servicio y no enterrarnos. Tenemos que hacerlo por nosotros, para seguir avanzando, pero también por las nuevas generaciones que nos rodean: ellos no se han educado en la obediencia y la jerarquía, las empresas verticales y merecen ser escuchados y tenidos en cuenta…porque entre otras cosas, son el futuro.